La terapia EMDR se ha mostrado como un método eficaz, también en el caso de niños y adolescentes, para el tratamiento de dificultades emocionales que les impiden sentirse bien y les afectan en su vida cotidiana.
La introducción de diversas modalidades terapéuticas - como juegos y otras actividades - facilita que niños, (incluso aquellos que aún no saben hablar o no pueden expresar con precisión ciertos temas), y adolescentes, (a quienes cuesta hablar de determinadas cuestiones), sean muy receptivos al tratamiento con EMDR. Con esta terapia no es necesario profundizar en el diálogo acerca del problema, lo que es especialmente útil cuando se trata de temas de los que no saben o no se sienten cómodos hablando.
A diferencia de otras terapias con EMDR no es necesario hacer ejercicios en casa y el terapeuta dota a niños y adolescentes de recursos para gestionar sus dificultades emocionales en el futuro.
La mayoría de nosotros no toma en consideración que nuestro cerebro tiene muchas partes distintas, cada una con diferentes cometidos. La clave para progresar está en propiciar que las diferentes partes del cerebro trabajen conjuntamente, es decir, que se integren. La integración ayuda al cerebro a trabajar como un todo, algo parecido a lo que ocurre con el cuerpo que tiene distintos órganos para llevar a cabo diferentes funciones. Para que el cuerpo esté sano todos estos órganos necesitan estar integrados. Eso es lo que consigue la integración: coordina y equilibra las distintas regiones del cerebro que mantiene unidas.
La conciencia de la integración nos proporciona la aptitud y la seguridad para manejar las cosas de tal forma que podamos acercarnos más a nuestros hijos, con el objetivo de conocer su mente y, por tanto, moldearla de manera positiva y sana. Eso significa que no solo progresarán nuestros hijos sino que también mejorará nuestra relación con ellos.
Varios estudios acreditan la eficacia de la terapia EMDR desde niños en edad pre-verbal hasta adolescentes. Aunque requiere más paciencia y tacto por parte del terapeuta, el tratamiento suele evolucionar más rápidamente que en adultos, dado que los bloqueos emocionales están menos arraigados y el daño provocado puede ser menor. A través del juego y los métodos utilizados en EMDR, se facilita el cese de la angustia y se dota al menor de recursos para que en adelante pueda gestionar adecuadamente sus dificultades emocionales.
Además de nuestra arquitectura cerebral básica y nuestro temperamento innato, los padres pueden ejercer un papel esencial a la hora de proporcionar la clase de experiencias que ayudarán a desarrollar un cerebro resistente y bien integrado.
Cuando la respuesta inicial de los padres está en sintonía con las necesidades de sus hijos, estos se sienten comprendidos y conectados con ellos. La comunicación armónica brinda a los pequeños la posibilidad de alcanzar una sensación interna de equilibrio, es decir, les ayuda a regular con mayor flexibilidad y estabilidad sus propios estados corporales y, a la larga, también sus estados emocionales y mentales.
La sintonía puede romperse. Padres e hijos no pueden estar sintonizados todo el tiempo. Lo importante, cuando esto ocurre, es la capacidad de poder hacerlo consciente y aprender a restaurarlo.
Incluso los momentos difíciles que vivas con tus hijos, los errores que cometas en tu papel de padre o madre, son oportunidades para ayudar a tus hijos a crecer, a aprender y a desarrollarse para convertirse en personas felices, sanas y ser plenamente ellos mismos.
Al comienzo de la sesión se lleva al niño/a o adolescente a situarse mediante su imaginación en un lugar donde se sienta relajado, seguro y libre. La sensación agradable que evoca este lugar se combina con el tipo de estimulación bilateral que se haya decidido utilizar en el caso concreto (como el movimiento ocular). De esta forma se facilita que el menor asocie experiencias difíciles, pasadas o presentes, con sensaciones placenteras y que se sienta seguro y optimista respecto a estas de cara al futuro. Terminado el proceso, el paciente suele expresar que ya no le afectan esas dificultades emocionales y se sentirá en general una persona más segura y optimista.
El tratamiento comienza con una consulta informativa con los padres. Esta consulta es gratuita en Neitú y la realiza uno de nuestros terapeutas. En las siguientes sesiones se realiza una evaluación de las necesidades del niño o el adolescente, así como sus circunstancias, que posteriormente serán trabajadas con los padres.
En lugar de hacer caso omiso a sus emociones intensas o distraerlos de sus conflictos, es posible acompañarlos en estos retos, estando presente y reforzando así el vínculo con ellos y ayudándolos a sentirse valorados, escuchados y queridos.
Neitú está especializado en psicoterapia EMDR con niños y adolescentes porque creemos que es más eficaz para el tratamiento de angustias o traumas con origen en bloqueos emocionales. El tratamiento es, por tanto, más corto, especialmente en el caso de menores para los que la dificultad está menos arraigada y el daño emocional es menor.
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